
Por el Profeta Heber J Grant:
Palabra de Sabiduría es la ley de vida y de salud para los Santos de los Últimos Días.
Hay en Doctrina y Convenios un pasaje muy breve que dice:
“Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis” [D. y C. 82:10].
Quisiera que todo Santo de los Últimos Días recordase esas pocas palabras. Cuánto anhelo que éstas se grabasen en nuestra memoria y en nuestro corazón, y que descubriésemos que Dios está obligado a cumplir Sus promesas a nosotros si guardamos Sus mandamientos. Hay una ley irrevocablemente decretada en el cielo —así nos lo ha dicho el profeta José— antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan; y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece aquella ley sobre la cual se basa [véase D. y C. 130:20–21]. Si ustedes y yo deseamos recibir las bendiciones de la vida, de la salud, del vigor de cuerpo y de mente; si deseamos que el ángel destructor pase de nosotros, como lo hizo en los tiempos de los hijos de Israel, debemos obedecer la Palabra de Sabiduría; entonces Dios está obligado, y recibiremos la bendición.
Después de decirnos lo que es bueno para nosotros [véase D. y C. 89:10–17], el Señor hace una de las promesas más maravillosas, una de las promesas más edificantes e inspiradoras que podrían hacerse al hombre mortal. Él dice:
“Y todos los santos que se acuerden de guardar y hacer estas cosas, rindiendo obediencia a los mandamientos, recibirán salud en el ombligo y médula en los huesos;
“y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos;
“y correrán sin fatigarse, y andarán sin desmayar.
“Y yo, el Señor, les prometo que el ángel destructor pasará de ellos, como de los hijos de Israel, y no los matará” [D. y C. 89:18–21]…
El Señor nos ha dicho por conducto del profeta José Smith:
“y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero” [D. y C. 130:19].
Nadie que quebrante la Palabra de Sabiduría podrá adquirir en este mundo la misma porción de conocimiento e inteligencia que adquiera la persona que obedezca esa ley. No importa quién sea ni de dónde venga, su mente no será tan despejada, ni podrá avanzar tan lejos ni tan rápido, ni retener su poder en tan gran medida como podría si obedeciera la Palabra de Sabiduría.
Otra razón por la que deseo tanto que los Santos de los Últimos Días observen la Palabra de Sabiduría es que el Señor dice que se nos ha dado para nuestra salvación temporal [véase D. y C. 89:2]. Quisiera que se supiera que si nosotros como pueblo nunca usáramos una partícula de té, de café, de tabaco o de licor seríamos uno de los pueblos más ricos del mundo. ¿Por qué? Porque tendríamos más vigor corporal o físico y más vigor intelectual; progresaríamos espiritualmente; tendríamos una línea de comunicación más directa con nuestro Padre Celestial; seríamos capaces de realizar más…
Muchos que profesan ser Santos de los Últimos Días, en tiempos difíciles, han perdido la casa que cobijaba a su esposa e hijos, y, si hubiesen observado la Palabra de Sabiduría, habrían podido salvarla. La violación de la Palabra de Sabiduría ha significado la diferencia entre el éxito y el fracaso. Mediante la observancia de la Palabra de Sabiduría habrían tenido dinero suficiente para pagar el interés del crédito hipotecario y para cuidar de su familia y de su finca.
No deseo inmiscuirme en los derechos y privilegios de nadie. No deseo dar órdenes a nadie. Pero creo que si el Señor da una revelación y me indica lo que es para mi beneficio económico y para el beneficio económico de este pueblo, por motivo “de las maldades y designios que existen y que existirán en el corazón de hombres conspiradores en los últimos días” [D. y C. 89:4], al menos los Santos de los Últimos Días deben prestar oídos a lo que el Señor ha dicho.
Ningún hombre ni ninguna mujer que guarda la Palabra de Sabiduría la critica. ¿Por qué? Porque es consciente de la salud de que goza, de la paz, la dicha, la comodidad, la satisfacción que experimenta cuando hace lo que el Señor desea que haga.
El ser humano no se beneficia en absoluto al violar la Palabra de Sabiduría, pero al obedecerla, se beneficia moral, intelectual, física y espiritualmente.
La ley de vida y de salud para los Santos de los Últimos Días es obedecer la Palabra de Sabiduría.
Dios ( nuestro Padre Celestial ) se preocupa por nuestra salud todos los dias.
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