viernes, 22 de abril de 2011

¿El gran traidor del Perú: Nicolás de Piérola?


Fuente: El Tallan informa
Escrito por ETI
Martes, 19 de Abril de 2011 21:59


Esta historia nunca nos la enseñaron en el colegio, por conveniencia de gobiernos y traidores .

En el gobierno de Prado, se corría un estribillo que decía:

"Este jabón lava, pero nunca sacará la mancha" y todo aquel que lo decía o escribía, terminaba en la cárcel.

NUNCA OLVIDEMOS NUESTRA HISTORIA, PERUANOS.

El rol de Nicolás de Piérola en la Historia del Perú. Seguramente Nicolás de Piérola debe ser uno de los personajes que más daño ha causado al Perú y sin embargo, a través del tiempo se le ha rendido pleitesía y hasta la principal avenida de Lima lleva su nombre. En las escuelas y colegios del país nunca se narró la historia verdadera de este político que le tocó ser una figura preponderante en los aciagos años de la Guerra del Pacífico, por el contrario se le menciona como al patriota que dio todo de si, por su patria.

Ni los conocidos historiadores Jorge Basadre, Gustavo Pons Muzo, ni otros, se atrevieron a escribir la verdad sobre Piérola y no porque no supieran la verdad, sino, por el temor que casi siempre han tenido estos intelectuales a las clases dominantes y de poder en el Perú, además sabían que pasando por encima de monstruosas verdades, podrían sus libros ser aceptados por el Ministerio de Educación del Perú y, por otro lado serían reconocidos como hombres ilustres.

Por ejemplo, nadie dijo que realmente la guerra del 79 no fue con Chile, sino que fue con un país poderoso como Inglaterra, primera potencia del mundo en esos años, que usó a Chile como instrumento para arrebatarle a Perú y Bolivia las riquezas que guardaba su suelo, riquezas que, como era natural, fueron a parar a las empresas inglesas después. Como muestra de esto, puedo señalar que Chile, por la adquisición de sus blindados Cochrane y Blanco Encalada, no pagó ni un peso a Inglaterra que los construyó.

Es importante que la historia real se vaya abriendo campo, porque como es sabido, solo los pueblos que conocen y respetan su historia pueden aspirar a un futuro mejor. Para no explayarnos en este tema nos centraremos en una parte de la historia.

En noviembre del 1879, ya el Perú había perdido el Huáscar en Angamos y solo le quedaba un débil barco de guerra que era la corbeta Unión. El gobierno de Mariano Ignacio Prado, resolvió hacer una colecta nacional para comprar dos blindados que podían significar la salvación de la república, ésta se llevó a cabo el último domingo de ese mes de noviembre y cuentan los que vivieron por esos tiempos, que todo el Perú acudió a ese llamado, desde las esferas acaudaladas, hasta los más pobres, las mujeres entregaron sus joyas y los niños sus alcancías. Por los mismos días llegaba al Callao desde Santiago de Chile, Nicolás de Piérola, donde se encontraba exiliado y con el amparo de la burguesía chilena que tenía el poder en esa nación.

Apenas desembarcó empezó a conspirar en la oscuridad contra el gobierno, cosa que era costumbre en él, porque este fue el eterno revoltoso, que hizo revoluciones y montoneras, que siempre fueron derrotadas, por el gobierno de turno.

El 18 de diciembre del mismo año, el presidente Prado, a escondidas, se embarca en el Callao en un vapor que iba a Panamá, llevándose el producto de la colecta, que el pueblo peruano hizo para comprar dos barcos blindados. Al llegar a Guayaquil renunció a su cargo y se fue a París, de donde jamás volvió y fue un hombre acaudalado en la Ciudad Luz. Esta indignante traición apenas si se cuenta en la historia oficial del Perú. Mariano Ignacio Prado no volvió, pero años más tarde si volvió su hijo Manuel Prado Ugarteche y, aunque parezca increíble, el pueblo peruano lo eligió dos veces presidente. Es cierto que la amnesia de los pueblos no puede tener límite y su familia en el país, fue poderosa y acaudalada, ostentando lujos y osadía y todo eso con el dinero de hombres y mujeres, de niños y ancianos que se desprendieron de lo que tenían, porque pensaron que así se salvaría la patria.

La huida de Prado, fue el momento preciso que buscaba Piérola para hacerse del poder y así, al frente de una montonera, entró en Lima, para derrocar al gobierno a cargo del vice presidente, general La Puerta, hombre entrado en años y de poco carácter, que no opuso mayor resistencia, además las tropas acantonadas en Lima, a través de sus jefes anunciaron que no se batirían contra peruanos en un momento tan difícil para el Perú, por lo que aceptaban el gobierno de Piérola, para no causar más males a la nación.

Apenas Piérola tomó las riendas, empezó un monstruoso plan contra su propio país, el Perú. Este hombre conocido como vanidoso, engreído y ego centrista, comenzó a dar los pasos para hundir a nuestro Perú, está claro que todo lo que hizo, fue cumpliendo consignas de sus amigos chilenos, de quien él fue, siempre un especial huésped.

Lo primero que hizo, fue cortar todo apoyo y abastecimiento al ejército del sur acantonado en Tacna, donde se llevaría la segunda etapa de la guerra con Chile. Al mando del ejército del sur o de Tacna, como también se le llamaba, estaba el Contralmirante Lizardo Montero, quien había combatido y derrotado a Piérola años antes en una de las revoluciones que éste inició. Por lo tanto lo tenía como enemigo político y sentía celos de él, pues si tenía éxito en la campaña del sur, podría ser bien visto por el pueblo peruano y podría arrebatarle la presidencia. Pensando de forma tan mezquina, condenó a estas fuerzas peruanas al más absoluto abandono, en momentos en que se jugaba el destino del país.

El pueblo limeño, al notar esta actitud reprochable del dictador, salió a las calles en ruidosas manifestaciones, pidiendo que se envíe socorro a los defensores del sur, que sufrían por escases de alimentos, armas, municiones, ropa y los refuerzos necesarios para enfrentar al fuerte y numeroso ejército chileno que empezaba a desembarcar en Ilo, en ese tiempo llamado Pacocha.

En Lima había en ese momento dos divisiones de ocho mil soldados cada una que había formado el general Lacotera, por orden del gobierno anterior y que permanecían inmóviles en sus cuarteles. Piérola, para acallar las protestas, ordenó enviar un cargamento secreto hacia Arica en la corbeta Unión, así fue embarcado, con mucha fanfarrea y teatro,un cargamento, en el que se suponía iba la salvación del ejército del sur. La misión era difícil, pues el puerto de Arica estaba bloqueado por la escuadra chilena. Manuel Villavicencio, marino hábil e inteligente, se encargó de llevar a la Unión a su destino, corrían los últimos días de febrero de 1880. La Unión se acercó al puerto de Arica la madrugada del 26 de ese mes y, con buenos movimientos, pasó en la oscuridad entre los buques chilenos y ancló en el muelle del puerto peruano iniciando inmediatamente la descarga, sin ocuparse de contestar al cañoneo de la flota del país del sur. El Huáscar, ya al servicio de la escuadra chilena, intentó espolonear a la Unión, pero un certero cañonazo de una batería de tierra paró esa intención y además causó la muerte de su comandante, de apellido Thompson.

A las cuatro de la tarde la faena había terminado y sin perder tiempo y, aún cuando el sol no se perdía en el horizonte, la Unión con una hábil maniobra logra romper el cerco de la escuadra chilena, en medio de las hurras peruanas del muelle, del asombro de los marinos chilenos y el aplauso y admiración de los barcos neutrales, que en señal de saludo lanzaron al aire sus sirenas. La Unión llegó al Callao, sana y salva.

Pasada la euforia, los peruanos en Arica comenzaron a desempacar el cargamento que vino en cajas cerradas, dándose con la triste sorpresa de que solo les habían enviado montones de tela blanca y 2 ametralladoras malogradas e inservibles. Piérola se había burlado de ellos y del pueblo peruano en la forma más cruel que se le pudo ocurrir. Este hecho que había levantado la moral peruana en un principio, significó un terrible golpe al ánimo de los defensores del Perú. Respecto a esto, el historiador chileno Vicuña Makena dice: "Este hecho trajo desazón en los espíritus entre la oficialidad y tropas peruanas". Ahora sabían los peruanos del ejército del sur, que estaban abandonados a su suerte y que no recibieran nada de su propio gobierno. Piérola estaba cumpliendo su cometido, facilitar la derrota del Perú.

En este escenario, se dio la batalla de Tacna o Alto de la Alianza, los chilenos avanzaron desde el norte con 18 mil soldados y 1200 jinetes de caballería, con numerosa artillería manejada magistralmente por artilleros ingleses.

El Perú, aliado con Bolivia, opuso 6500 soldados peruanos y 3000 bolivianos, sin caballería y con 12 piezas de artillería. El llamado ejército de Arequipa que había salido de Arequipa dos meses antes, al mando del Coronel Leiva, con 2000 soldados para unirse al ejército de Tacna, jamás llegó, avanzó tan lento que el 26 de mayo, día de la batalla, se encontraba en Mirave a 130 kilómetros de Tacna, de donde regresó a Arequipa. Naturalmente, este mal coronel no llegó a su destino por orden de Piérola, su amigo y coterráneo, ambos eran de Arequipa.

A pesar de la tremenda diferencia de fuerzas, el encuentro fue horriblemente parejo, sobresaliendo el batallón Zepita al mando de Cáceres, y por el lado boliviano, los Colorados hicieron honor a su fama de aguerridos. Ante el tremendo empuje de valor y coraje aliado, el chileno empezó a retroceder y parecía que la victoria sería aliada. Los batallones chilenos retrocedían y estaban a punto de entrar en pánico, a pesar de que sus oficiales sableaban a los que daban la espalda. Sobre esto, Vicuña Makena escribe: "Los batallones chilenos retrocedían y parecía que iban a entrar en pánico, en ese momento la suerte de Chile pendía de un hilo". Lo que decía este historiador era cierto, porque Chile había invertido todo lo que tenía en esta batalla y si la perdía, perdía la guerra, porque le hubiera sido imposible volver a formar otro ejército. Pero en esas circunstancias, se detuvo el avance peruano. Lo que sucedió era que se agotaron las municiones, entonces los chilenos volvieron a la carga y a nuestros compatriotas no les quedó más que batirse a bayoneta. Se perdió la batalla de Tacna y con ello la oportunidad de salvar a la nación. Todo por la traición de un cucufato que se creía Dios, que servía al enemigo, Chile. La derrota del ejército de Tacna, agobió al pueblo peruano, muchas lágrimas se derramaron, al difundirse la noticia, sin embargo, en palacio de gobierno en Lima, hubo fiesta. El 28 de mayo de ese mismo año, dos días después de la batalla, se publicó en el diario oficial del gobierno de Piérola, llamado La Patria, un editorial que empezaba con las siguientes palabras: "Hace dos días atrás fue destruido en Tacna, el último reducto del corrupto régimen anterior", se refería a los mártires del Alto de la Alianza, que todo el Perú lloraba. A ese punto llego la insanía mental de este dictador al servicio de Chile, en el peor momento de la Historia del Perú.

Pasaron los meses y el ejército invasor comenzó a desembarcar cerca de Lima, todos los militares conocedores de su oficio le recomendaban salir al encuentro de esas tropas chilenas que estaban desembarcando para batirlas por separado impidiendo que puedan concentrarse. El diario El Comercio, en sus artículos y editoriales también exigía eso, sin embargo, Piérola reacio al consejo, permanece inmóvil, permitiendo que los chilenos tranquilamente desembarcaran y se trasladaran a Lurín. En el fondo no quería delegar a nadie el mando del ejército, tampoco quería dejar palacio de gobierno, por eso decidió esperar al ejército de Chile, en las puertas de Lima. Así llego el 13 de enero de 1881, en San Juan se dio el primer encuentro del compacto ejército chileno apoyado por su escuadra, contra un ejército peruano totalmente mal dirigido por un ego centrista pechoño, como era Piérola. Naturalmente el resultado no pudo ser bueno para los peruanos, que tuvieron que retroceder hacia la segunda línea colocada en Miraflores.

Terminada la batalla de San Juan, la soldadesca chilena se desbandó y comenzó a saquear las residencias de Chorrillos y cercanías, donde había muchas bodegas de vinos y otros licores, productos que los soldados mapochinos comenzaron a beber en forma desenfrenada, mientras le prendían fuego al pueblo. Preocupado el General Baquedano, comandante en jefe del ejército chileno, le pidió una tregua a Piérola, cosa que este aceptó inmediatamente, naturalmente que tenía que ser así, Piérola, no podía permitir una debacle del ejército chileno.

En la noche, mientras el fuego consumía las casas y residencias y los chilenos se mataban entre si y otros dormían en las calles o deambulaban embriagados por el alcohol, se presentó ante el dictador peruano el Coronel Cáceres, para pedirle permiso y atacar con su batallón de dos mil hombres a los chilenos en la absoluta convicción que con esa acción terminaría con el ejército chileno que se hallaba desbandado y borracho y con ello se ganaría la guerra. Naturalmente Piérola le negó el permiso, aduciendo que le había dado su palabra al comandante chileno de que no atacaría, una prueba más de que este hombre, servía a Chile.Naturalmente, cuando a los chilenos se les pasó la borrachera, se reagruparon y olvidaron la tregua, empezando el ataque contra la segunda línea defensiva que estaba en Miraflores, esto ocurrió a medio día del 15 de Enero. Las mal distribuidas fuerzas peruanas poco pudieron hacer y a Piérola, el comandante en jefe, no se le vio dar ni una sola orden y cuando ya todo estaba consumado, se retiró del escenario hacia Lima. Para no dejar inconclusa su obra contra la Patria, ordenó a todos los soldados depositar sus armas en el cuartel Santa Catalina. Por esta acción, los chilenos cuando ocuparon Lima, encontraron 15 mil fusiles en ese cuartel. Piérola, después de dar esta última orden, huyó a la sierra, pero después de algunos años volvió a la escena política y como es normal el mal de amnesia de nuestro pueblo, fue hecho presidente nuevamente.

Esta es la historia del accionar de Piérola en la etapa de la guerra con Chile, sus actos de flagrante traición a la Patria, deberían haberlo sepultado bajo un montón de tierra, sin embargo, su nombre figura en plazas, calles, clubes, billetes de moneda y otros sitios que debieran estar reservados para hombres que honraron a la nación.

Ahora consideremos lo indignante de la historia del Perú, por la indiferencia y la ignorancia del pueblo peruano que tiende a olvidar su historia, condenándose a repetir los actos bárbaros y desastrosos. Hace 150 años nos gobernaron Mariano Ignacio Prado y Nicolás de Piérola. Lo irónico es que hace años regresó al Perú el hijo del traidor Mariano Ignacio, de nombre Manuel Prado Ugarteche; quién disfrutó de la riqueza robada por su padre y el pueblo peruano lo eligió dos veces presidente del Perú.


Nicolás de Piérola Villena

Fuente: Wikipedia

Biografía

Primeros años

Nicolás de Piérola fue el hijo mayor de Nicolás Fernández de Piérola Flores y de Teresa Villena. Sus padres residían en Camaná, pero se trasladaron a Arequipa para su alumbramiento. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento en el templo de La Recoleta.1

En 1853, con solo 14 años, ingresó al Seminario conciliar de Santo Toribio, en Lima. Allí estudió, entre otros cursos, Teología y Derecho, llegando a dictar el curso de Filosofía cuando aún no había terminado sus estudios. Pero abandonó el Seminario en 1860 y poco después se casó con su prima-hermana Jesusa Itúrbide, hija del Príncipe Imperial de México Agustín Jerónimo y nieta del Emperador Agustín I.

Sus padres fallecieron en 1857, y él se dedicó a actividades mercantiles y al periodismo; en este último campo colaboró ocasionalmente en periódicos de inspiración católica, como La Patria y El Progreso Católico. Entre 1864 y 1865 editó su propio periódico, El Tiempo, que apoyó al gobierno de Juan Antonio Pezet.

Su carrera política la inició a los 30 años, durante el gobierno del coronel José Balta, llamado por éste, gracias a la recomendación de su primo político, el ex presidente José Rufino Echenique, para desempeñar el ministerio de Hacienda, asumiendo así la tremenda responsabilidad de sacar al país de la crisis económica

Ministro de Hacienda

Artículo principal: Contrato Dreyfus

Piérola ocupó el ministerio de Hacienda del 6 de enero de 1869 al 18 de julio de 1871. Su primera medida fue pedir autorización al Congreso de la República para negociar directamente (sin consignatarios) la venta del guano al extranjero, en un volumen que bordeaba las dos millones de toneladas métricas. La casa judío francesa "Dreyfus Hnos." aceptó la propuesta.

El contrato entre el gobierno peruano y la casa Dreyfus se firmó el 5 de julio de 1869 y fue aprobado por el Congreso el 11 de noviembre de 1870. El contrato se llevó adelante a pesar de las protestas de los capitalistas peruanos o consignatarios.

Este contrato significó la venta de 2 millones de toneladas de guano por valor de 73 millones de soles. La suma obtenida permitió al gobierno de Balta emprender una gigantesca política de obras públicas, especialmente la construcción de ferrocarriles.

Al concluir el gobierno de Balta, el Congreso debatió una acusación contra Piérola referente a las responsabilidades de su gestión como ministro, de la cual fue absuelto el 21 de noviembre de 1872, aunque Piérola tuvo que continuar su defensa a través de las páginas de La Patria.


Revolucionario. 1874-77


Tras ser tachada por los civilistas su elección como diputado por Arequipa, Piérola viajó a Chile, y de allí a Francia, donde participó de la vida frívola parisiense. De regreso a América, inició desde el puerto chileno de Quintero una revolución contra el gobierno de Manuel Pardo, zarpando hacia el Perú en una pequeña embarcación llamada “El Talismán”, el 11 de octubre de 1874. En plena travesía fue nombrado Jefe Supremo Provisorio. Fondeó primero en Pacasmayo pero eludió a la flota peruana y se dirigió al Sur, desembarcando en Ilo. Ocupó Moquegua y planeó ocupar Arequipa, pero fuerzas procedentes de Lima lo derrotaron, el30 de diciembre de 1874. Así finalizó la llamada “Expedición del Talismán.”

Piérola huyó a Bolivia para luego trasladarse a Chile, en 1875, donde emprendió otra insurrección, ya bajo el gobierno de Mariano Ignacio Prado. Se trasladó a Arica, el 3 de octubre de 1876 y con algunos partidarios reunidos en Torata, tomó nuevamente Moquegua, el 6 de octubre. Pero tuvo que retirarse al aproximarse las fuerzas gobiernistas, siendo alcanzado y derrotado en Yacango, el 19 de octubre, por lo que partió nuevamente al destierro

Combate de Pacocha (29 de mayo de 1877). En primer plano está el HMS Shah.

Sin embargo, su obstinación lo arrastró hacia un tercer intento revolucionario. Pero esta vez planificó mejor su accionar. Sus partidarios capturaron el Huáscar, surto en la bahía del Callao, el 6 de mayo de 1877, para poner luego proa al sur, hasta el litoral boliviano, recalando en Cobija, donde subieron a bordo a Piérola e izaron la insignia presidencial. El gobierno peruano ofreció una recompensa a quienes sometieran al Huáscar, colocándolo prácticamente en la categoría de buque pirata. Los revolucionarios, en sus correrías al bordo del Huáscar, detuvieron a dos embarcaciones mercantes con bandera británica, lo que motivó que el almirante inglés A.M. Horsey, entonces de visita en el Callao, amenazara con capturar al monitor para entregarlo a las autoridades peruanas. Ello fue tomado por Piérola como una intromisión extranjera en los asuntos del Perú y respondió a Horsey de manera altanera; para él, ya no se trataba de derrocar al gobierno peruano sino de defender la honra nacional. Frente a Pacocha el monitor trabó un combate con las fragatas británicas HMS Shah y HMS Amethyst, el 29 de mayo de 1877. El monitor, aunque notoriamente inferior en poderío a los poderosos navíos de la armada británica, logró poner en retirada a estos, quedando dueño de las aguas. Luego de esta hazaña, Piérola se entregó en Iquique a las autoridades peruanas y pactó una honrosa capitulación. Y conducido al Callao, prefirió emprender viaje a Chile y luego a Europa. Este episodio cimentó la popularidad de Piérola, hasta convertirlo en un caudillo legendario.3

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Jefe Supremo de la República. 1879-81

Piérola regresó a Chile en marzo de 1879 al agudizarse el conflicto con Bolivia y, fracasada la mediación peruana, retornó al Perú con el diplomático José Antonio de Lavalle. Iniciada la Guerra del Pacífico, Piérola ofreció sus servicios al gobierno, pero fue rechazado. El presidente Mariano Ignacio Prado se trasladó a Arica para dirigir la guerra pero tras la derrota en la campaña del sur retornó a Lima el 28 de noviembre de 1879. Prado informó de los pormenores de la guerra a su gabinete ministerial; éste lo autorizó a para que viajara al extranjero y comprara buques y armamento. Encargado del gobierno quedó el vicepresidente Luis La Puerta, de 68 años.

El vicepresidente La Puerta no fue aceptado por las guarniciones de Lima y Callao. Piérola se sublevó el 21 de diciembre de 1879, contando con el apoyo del Batallón Artesanos de Ica. Sus tropas tuvieron un enfrentamiento muy serio con las tropas de Manuel González de la Cotera.4 El 23 de diciembre de 1879, una reunión de vecinos en la Municipalidad presidida por el Alcalde don Guillermo Seoane, invistió a Piérola con el carácter de Jefe Supremo de la República, asumiendo personalmente todas las funciones ejecutivas y legislativas del gobierno con el carácter de Dictador.

Piérola declaró traidor a Prado por ausentarse del país. Prado decidió regresar cinco meses después de la salida del país para colocarse bajo las órdenes de Piérola. Piérola emitió entonces un decreto para no permitirle el ingreso al Perú. Prado regresaría tiempo después, en 1886, luego que el gobierno de Cáceres anulara ese decreto.

Entre las medidas de la dictadura de Piérola, citamos las siguientes:

  • Promulgó su propio Estatuto para normar los actos de la Dictadura.
  • Firmó un pacto de unión con Bolivia.
  • Impuso control estricto a las informaciones periodísticas. Varios directores fueron apresados en los primeros días y algunos diarios fueron clausurados. Por ejemplo, El Comercio no reapareció sino hasta después de tres años.
  • Para restablecer el crédito, adjudicó la propiedad de los ferrocarriles del Estado a los tenedores de bonos de la deuda externa.
  • Intentó conseguir más créditos suscribiendo un nuevo contrato con la casa Dreyfus.
  • Pero, naturalmente, centró su interés en proseguir la guerra con Chile. Tras las derrotas en Tacna y Arica, mandó plenipotenciarios a las negociaciones en el “Lackawanna”, que fracasaron, y organizó la defensa de Lima.


Controvertida actuación en la Guerra del Pacífico


Nicolás de Piérola.

Nicolás de Piérola politizó los mandos militares que fueron cambiados por coroneles "civiles" pierolistas. Mantuvo como jefe político militar del Sur a Lizardo Montero. No movilizó el Segundo Ejército del Sur que estaba acantonado en Arequipa al mando del coronel Segundo Leiva para colaborar con las fuerzas de Montero en Tacna.

Nos encontramos en esta ciudad, supongo,...como una medida política... aquí sólo se recibe el billete de 1 Sol por 25 centavos plata, y el nickel por ningún valor. ¿Por qué el General Montero autoriza esta horrible especulación?...Hace un mes Excelentísimo Señor, que nada sabemos de Lima, ni de V.E....Oficiales y tropa nos hallamos descalzos y peor vestidos...Rogando a V.E...nombre un Jefe de Estado Mayor General (y nuevos jefes para varios batallones) Sus antecedentes y ninguna simpatía por el Gobierno de V.E....los hacen indignos de permanecer en los puestos.
Carta de Agustín Aguirre a Nicolás de Piérola. Tacna, enero 20 de 1880

Muy a pesar de la desfavorable situación de las fuerzas peruanas frente a Chile, el gobierno de Prado había logrado levantar y pertrechar un ejercito que según analistas e historiadores llegaba casi a los 20.000 soldados, divididos en tres cuerpos, uno en Tacna, otro en Arequipa y otro de reserva en Lima, la gran mayoría tenía armamento relativamente moderno y equivalente. Cuando llegó Piérola desactivó gran parte del ejercito de reserva de Lima que llegaba a 12.000 soldados y dividió el de Arequipa creando en base a este el Segundo Ejercito del Sur que nunca llegó a entrar en acción y se perdieron por falta de apoyo logístico las plazas de Tacna y Arica en 1880.

En el aspecto económico, los planes de Piérola durante la guerra agravaron la precariedad económica del país. Si bien el presidente Prado había logrado casi finiquitar el contrato con el Credit Industrial Bank, Piérola lo anuló y contrató un acuerdo con Dreyfus a quien autorizó la explotación y exportación del guano ya en poder de los chilenos; Dreyfus, sin embargo, y contando con su apoyo, se hizo cobrar a cuenta de las arcas peruanas mas de 1 millón de libras esterlinas, sin haber amortizado los 6 millones de libras que debía al estado peruano. Esto conllevó a que influyentes grupos financieros europeos dejaran de apoyar al Perú y se alinearan con Chile para poder cobrar la deuda nacional con el guano y salitre de los territorios ocupados por el ejército de este país.

Prado también había logrado comprar municiones, calzado, frazadas, medicinas, fusiles, modernos cañones ametralladoras, revólveres y bayonetas. Piérola anuló la compra y pidió la devolución del dinero, y las armas y vituallas se perdieron, mermando aún más la pobre capacidad defensiva del ejército peruano. Piérola también impidió la compra del acorazado Stevens Battery una poderosa nave de combate norteamericana que había sido ofrecida a bajo precio a los agentes peruanos enviados por el presidente Prado.

Cuando los chilenos optaron por tomar Lima luego de sus triunfos en Tacna y Arica, Piérola, en vez de seguir los consejos de sus generales de defender la ciudad usando reductos puestos en zonas estratégicas para desordenar el ataque del enemigo, dividió lo poco que quedaba del ejercito de reserva en dos débiles líneas de defensa al sur de Lima, la mayoría de miembros de este ejército eran montoneros adictos a su persona y civiles de toda clase de la ciudad de Lima, dos de los cuales eran los escritores Ricardo Palma y Manuel González Prada y algunos soldados de línea que habían sobrevivido después de las desastrosas campañas del sur. Piérola también mando instalar sin ningún criterio militar cañones de relativo poder sobre la cima del Cerro San Cristóbal que dominaba la capital para poder atacar desde allí a los chilenos si llegaban a ocupar la ciudad; este emplazamiento fue bautizado por él mismo como Ciudadela Piérola y nunca entró en acción, siendo capturado por los chilenos cuando estos tomaron la ciudad.

Otra de los reproches que se le hacen a Piérola es el no haber ordenado un ataque contra los chilenos, cuando estos, luego del saqueo y destrucción de Chorrillos, se hallaban alcoholizados y peleándose entre ellos.

La derrota de los peruanos en San Juan y Miraflores hizo que Piérola huyera de Lima, dejando el gobierno acéfalo, declarando traidores a los jefes militares que no pudieron vencer a los chilenos y a quienes no lo apoyaban en sus desatinadas medidas, aparte de ello su megalomanía se acrecentó a tal punto de declarar como capital o sede de gobierno el lugar donde este se encontrare. Finalmente se estableció en Ayacucho y desde allí sugirió la inviable idea de resucitar la Confederación Perú-Boliviana para atacar por retaguardia a los chilenos.

En contraparte, otros historiadores peruanos, como José de la Riva Agüero y Osma, han justificado la actuación de Piérola en la guerra:

El encargarse del mando, que yacía en tierra abandonado de todos, en medio del desaliento y la consternación generales, en horas de peligro supremo, fue, todavía más que un acto de ambición, un acto de patriotismo, que casi merece el calificativo de heroico. Si Piérola con su entusiasmo su actividad y su popularidad de caudillo, no hubiera alentado a la lucha, ¿habríamos opuesto acaso al invasor resistencia tan porfiada en San Juan y Miraflores, que si no dio la victoria, salvó a lo menos el honor de la capital?.5


Fin de su dictadura

Tras las derrotas en San Juan y Miraflores, y la ocupación de Lima por los chilenos el 17 de enero de 1881, Piérola se trasladó a Ayacucho donde instaló su gobierno. Allí, una asamblea lo invistió con el título de presidente, el 29 de julio, pero sucesivos pronunciamientos realizados en Arequipa, Cajamarca y Chosica lo obligaron a renunciar el 28 de diciembre de ese mismo año.


Actividad política entre 1882 y 1894

Con sus miras puestas en una futura reconstrucción del país, Piérola organizó en Lima las bases del Partido Demócrata, el 5 de febrero de 1882; luego partió hacia Europa. A su regreso, luego del tratado de Ancón, no hizo oposición al gobierno del general Miguel Iglesias (1883-86), y se mantuvo neutral en las elecciones de 1886 (que llevaron al poder al general Andrés A. Cáceres y de 1890 (que otorgaron a la presidencia a Remigio Morales Bermúdez, partidario de Cáceres). Adujo que la nación necesitaba tranquilidad y no confrontaciones políticas, a fin de favorecer su reconstrucción, a poco de sufrir una desastrosa guerra.

Sin embargo, el 10 de mayo de 1890 fue apresado y sometido a juicio por su actuación durante la guerra con Chile, y aunque el proceso fue abandonado, permaneció preso por sus antecedentes levantiscos. El 5 de octubre fugó, y luego de permanecer oculto por varios meses, se embarcó en el Callao rumbo a Panamá, el 14 de abril de 1891, para después trasladarse, otra vez, a Europa. Dos años después reapareció enValparaíso, Chile.


Guerra civil de 1895-96

El presidente Morales Bermúdez falleció súbitamente el 1 de abril de 1894, y no obstante corresponderle constitucionalmente el mandato a Pedro Alejandrino del Solar en su calidad de primer vicepresidente, lo asumió el segundo vicepresidente, coronel Justiniano Borgoño, acérrimo cacerista, eliminándose así cualquier escollo que pudiera interponerse en la vuelta del general Cáceres a la presidencia del Perú. Transgrediendo la Constitución, el gobierno de Borgoño disolvió el Congreso y convocó a elecciones con la única candidatura de Cáceres, quien como era de esperar triunfó e inauguró su segundo gobierno, el 10 de agosto de 1894. Este gobierno carecía de legitimidad y popularidad, por lo que era inevitable que surgiera la guerra civil.

En ese entonces, la oposición al gobierno cacerista (o del partido Constitucional) la representaban dos grupos políticos:

  • La Unión Cívica (que era una alianza entre los partidarios de Mariano Nicolás Valcárcel, disidente del cacerismo, y el Partido Civil); y
  • El Partido Demócrata, de Nicolás de Piérola.

El 30 de marzo de 1894, en vísperas del fallecimiento de Morales Bermúdez, se firmó un pacto de coalición entre cívicos y demócratas "en defensa de la libertad electoral y de la libertad de sufragio". Se forma así la Coalición Nacional, que agrupaba a los dos adversarios más enconados de la historia política peruana: los civilistas y los demócratas. A continuación empezaron a surgir espontáneamente en todas las provincias del Perú partidas de guerrilleros revolucionarios o montoneros, iniciándose así la rebelión civil contra el segundo gobierno del general Cáceres.

El movimiento al iniciarse no tenía todavía un jefe ni una dirección, pero entonces se designó a Guillermo Billinghurst para que fuera a Chile en busca de Nicolás de Piérola. Éste aceptó encabezar la revolución y se embarcó en Iquique, el 19 de octubre de 1894; el día 24 desembarcó en Puerto Caballas, cerca de Pisco. De Pisco pasó a Chincha, donde el 4 de noviembre lanzó un Manifiesto a la Nación, tomando el título de "Delegado Nacional", y poniéndose de inmediato en campaña sobre Lima, reuniendo a los montoneros de las zonas próximas.

Piérola y sus montoneros entran a Lima por la Puerta de Cocharcas (17 de marzo de 1895).

Desde enero de 1895 Lima vivió en constante incertidumbre, pues se temía de un momento a otro el ataque de Piérola. Cáceres disponía de 4.000 hombres bien armados, y los coalicionistas sólo tenían 3.000. En la tarde del 16 de marzo de 1895 Piérola dispuso el ataque a la capital. Su ejército se dividió en tres cuerpos para atacar simultáneamente Lima por el Norte, Centro y Sur.

En la madrugada del domingo 17 de marzo empezó el ataque y Piérola, a caballo y al frente de sus huestes, entró por la Portada de Cocharcas, memorable suceso histórico que ha sido inmortalizado por el pincel de Lepiani. Las fuerzas de Cáceres retrocedieron hasta el Palacio de Gobierno, combatiendo con denuedo. Piérola estableció su Cuartel General en la Plazuela del Teatro Segura, a 4 cuadras de la Plaza de Armas. La lucha entre coalicionistas y caceristas fue muy sangrienta.

Al amanecer del 19 de marzo, más de 1.000 cadáveres yacían insepultos en las calles y no menos de 2.000 heridos en los hospitales. El fuerte calor veraniego empezó a descomponer los cadáveres, lo que amenazaba con desatar una epidemia. Se reunió entonces el cuerpo diplomático y bajo la presidencia del nuncio apostólico, monseñor José Macchi, se consiguió una tregua de 24 horas entre los combatientes para sepultar a los muertos y atender a los heridos. Técnicamente hablando, las fuerzas montoneras de Piérola no habían conseguido la victoria, pues el ejército de Cáceres permanecía prácticamente intacto; sin embargo el ambiente público era a favor de los revolucionarios y así lo entendieron los caceristas.

Prorrogado el armisticio, se firmó un acuerdo entre Luis Felipe Villarán (representante de Cáceres) y Enrique Bustamante y Salazar (representante de Piérola), bajo la mediación del Cuerpo Diplomático, acordándose el establecimiento de una Junta de Gobierno presidida por el civilista Manuel Candamo, y con dos representantes de Cáceres y dos de Piérola. La misión de esta Junta sería convocar a elecciones, mientras que los dos ejércitos se retiraban de la capital. El general Cáceres, luego de renunciar al gobierno, partió rumbo al extranjero. La revolución había triunfado.7


Elecciones de 1895

El 14 de abril de 1895 la Junta de Gobierno convocó a elecciones presidenciales. La Coalición Nacional, manteniendo la alianza, lanzó como era de esperar la candidatura de Piérola, quien sin contendor resultó electo con abrumadora mayoría. Hasta entonces, las elecciones se hacían por el sistema indirecto de los Colegios Electorales: de los 4.310 electores, 4.150 votaron por Piérola.


Presidente Constitucional del Perú. 1895-99

Nicolás fue ungido como Presidente de la República el 8 de septiembre de 1895, inaugurando una nueva etapa en la historia republicana del Perú que se conoce como la Reconstrucción Nacional. Esta gestión fue notable. Convocó a los más capaces para ocupar funciones en el gobierno, sin tener en cuenta antecedentes partidarios; respetó escrupulosamente la Constitución; fortaleció las instituciones públicas e impulsó el desarrollo integral del país.

A continuación, las medidas que tomó este gobierno y otros hechos importantes.

En el aspecto económico:

  1. Se estimuló el ahorro, se evitaron empréstitos que endeudaran más al país y se fomentó la formación de cooperativas.
  2. Se reformó el sistema monetario con la implantación del patrón de oro. Hasta entonces el Perú tenía como moneda el Sol de Plata, metal cuyo precio empezó a caer a nivel internacional. Por ley del 29 de diciembre de 1897 se ordenó la acuñación de la Libra Peruana de Oro, con el mismo ley y peso de la libra esterlina inglesa.
  3. Se estableció la primera ley normativa de la ejecución presupuestal.
  4. Se siguió una política de austeridad en el manejo de los fondos públicos.
  5. Implantación del estanco de la sal, cuyo producto fue destinado como fondo para el rescate de Tacna y Arica, en poder de Chile.
  6. Creación de la Compañía Recaudadora de Impuestos, en reemplazo del antiguo sistema de recaudación fiscal que no era muy efectivo.
  7. Reducción de los impuestos a los productos de primera necesidad como el arroz, la mantequilla y otros, pero se aumentaron los de aquellos considerados de placer o de vicio, como el alcohol y el tabaco.

En el aspecto comercial e industrial:

  1. Se protegió e incentivó a la industria agrícola y minera, que contó con el aporte de capitales nacionales y extranjeros. La industria azucarera evolucionó a su tecnificación, especialmente en los grandes centros agroindustriales del norte. La exportación del azúcar llegó en 1898 a las 105.731 toneladas, mientras que el consumo interno era de 25.000 toneladas. La minería tuvo un desarrollo más lento, iniciándose su verdadero despegue a principios del siglo XX. En 1897 se descubrieron los ricos yacimientos de Cerro de Pasco. La explotación del petróleo por el Estancamiento Industrial del Petróleo, de Zorritos, y por la London Pacific Petroleum, de Negritos, alcanzó un vasto desarrollo.
  2. Se impulsó el desarrollo de la Amazonía, cuyo auge económico se inició con la explotación del caucho. Un aventurero peruano, Carlos Fermín Fitzcarrald se convirtió en el “rey del caucho”.
  3. Debido al dinamismo de la economía, surgieron entidades industriales y comerciales que aceleraron el proceso de reconstrucción. En 1896 se fundaron la Sociedad Nacional de Minería y la Sociedad Nacional de Industrias.
  4. Surgieron igualmente nuevas instituciones financieras: el Banco del Perú y Londres, el Banco Internacional del Perú, el Banco Popular del Perú. Se formaron Compañías de Seguros, como la Compañía Internacional de Seguros y la Compañía de Seguros del Rímac.

En el campo de las obras públicas:

  1. Se llevó a cabo un plan de obras públicas sin recurrir a los empréstitos, gracias a la economía y a la organización fiscal.
  2. Por ley del 22 de enero de 1896 se creó el Ministerio de Fomento, para organizar un plan de obras públicas e impulsar el desarrollo industrial. Su primer Ministro fue el ingeniero Eduardo López de Romaña, que después fue quien sucedió a Piérola en la presidencia.
  3. Se impulsó la prolongación de caminos y ferrocarriles y la modernización de ciudades. . un camino, la llamada vía central o camino al Pichis comenzó a ser abierto para unir la costa con la selva amazónica.

En el aspecto militar:

  1. Se contrató los servicios de una misión militar francesa, para modernizar al ejército. Estuvo presidida por el general Pablo Clement e integrada por los coroneles Eduardo Dogny y Claudio Perrot. Fue el comienzo del fin del viejo militarismo.
  2. Se creó la Escuela Militar de Chorrillos, el 24 de abril de 1898, cuyo fin era hacer de la milicia una carrera técnica.
  3. Se estableció el servicio militar obligatorio a partir del 27 de septiembre de 1898.
  4. Se promulgó el primer Código de Justicia Militar, el 20 de diciembre de 1898.

Desarrollo urbano de Lima y Callao:

  1. Continuó el plan iniciado por José Balta de expandir la ciudad de Lima, luego de que fueran derruidas las murallas coloniales. Se construyó el Paseo Colón y se trazó la Avenida Brasil en dirección a la Magdalena. Se inició la Avenida de la Colmena, llamada después Avenida Nicolás de Piérola, en dirección al Callao.
  2. Se levantaron nuevos edificios, como el de la Casa de Correos.
  3. Se crearon algunas sociedades para la atención de la ciudad, como la Compañía del Ferrocarril Urbano, la Compañía de Gas Acetileno, la de Fuerza Eléctrica, la de Agua Potable (esta última solo para Miraflores).
  4. Como complemento del progreso urbano de la capital llegó también el progreso técnico: el primer fonógrafo (1896); el primer cinematógrafo (1897), cuya función inaugural fue dada con la presencia de Piérola; los rayos Roentgen (1896); los primeros automóviles (1898) y se aumentaron las líneas telefónicas.
  5. En el Callao se inauguró, costeado por suscripción popular, el monumento al héroe Miguel Grau, inaugurado el 21 de noviembre de 1897.

En el aspecto laboral:

  1. Debido al auge económico y productivo, se crearon puestos de trabajo para los varones y para las mujeres en correos, telégrafos, teléfonos, fábricas. Lo de crear puestos de trabajo para mujeres fue un suceso revolucionario para la época. Como faltaba mano de obra, en 1899 se inició la inmigración japonesa.
  2. En 1896 ocurrieron huelgas de los trabajadores de la fábrica de tejidos de Vitarte, de los tipógrafos de Lima que reclamaban el salario de 1869, y luego la de los pasteleros, en demanda los primeros de reducción de las horas de trabajo que sobrepasaban las ocho horas, y todos por mejores condiciones de trabajo así como de salarios.

Reforma del sistema electoral:

  1. Se reformó el anticuado sistema eleccionario de los Colegios Electorales y del voto indirecto que había existido durante a lo largo del siglo XIX. En reemplazo de ese sistema se estableció la existencia de una Junta Electoral Nacional, formada por representantes del Congreso, del Gobierno y del Poder Judicial que dirigiría y controlaría las elecciones, y estableció el voto directo y público de todos los ciudadanos que supieran leer y escribir.

En el aspecto internacional:

  1. La cuestión de las provincias peruanas de Tacna y Arica bajo ocupación chilena demandó la atención de Piérola. Ya había vencido el plazo de diez años fijados para la realización del plebiscito que decidiría el destino final de dichas provincias y Chile no daba señales de querer cumplir lo pactado. Al principio no prosperaron las negociaciones peruanas, pero en 1898 el gobierno chileno, ante el conflicto que sostenía con Argentina por la Patagonia, se avino a realizar el plebiscito, firmándose el Protocolo Billinghurst-La Torre, que establecía el procedimiento normativo a seguir en tal consulta. Era notorio que la intención de Chile era evitarse un frente en el norte en el hipotético caso de una guerra con Argentina, por lo que no extrañó que tras resolver su litigio con Argentina volvió a dilatar la realización del plebiscito, acentuando su nefasta política de "chilenización" en Tacna y Arica, donde promovió la migración de chilenos a esas zonas y la hostigación a la población residente.
  2. De otro lado, el gobierno peruano se hizo popular en Latinoamérica. Por ejemplo, cuando se incendió totalmente Guayaquil en octubre de 1896 envió el crucero Lima con la correspondiente ayuda para casos de desastres, tales como alimentos, ropa y medicinas. En el mismo año apoyó a Cuba en su lucha por la independencia, enviando soldados, pertrechos y otros elementos de guerra.

Política interna:

  1. Piérola no tuvo una verdadera oposición. El país gozó de las más amplias libertades sin producirse desbordes populares. El Partido Civil que formaba parte de la Coalición Nacional colaboró en su gobierno y varios civilistas fueron sus ministros. La Unión Cívica también colaboró con el gobierno. El Partido Constitucional de Cáceres, apartado de la vida pública después del triunfo de la revolución, se mantuvo en la abstención. No se produjeron movimientos revolucionarios a excepción del ocurrido en Loreto, de carácter federal, encabezado por Mariano José Madueño, que fracasó sin mayores incidentes.
  2. El único que hizo oposición a Piérola fue el notable literato e intelectual Manuel González Prada y su pequeño partido recién formado, la Unión Nacional. Prada estuvo algunos años en Europa, pero de regreso al Perú en 1898, emprendió una campaña de violentos discursos y reuniones públicas en las que atacaba al gobierno, y en especial, a la persona de Piérola. Particularmente, le reprochaba no haber realizado reformas en los temas agrario, obrero e indígena.

En 1899, finalizando el mandato de Piérola, se convocaron a elecciones. Piérola no otorgó apoyo oficial a ningún candidato; su partido, el Demócrata, se dividió en dos bandos: uno de ellos que iba en alianza con los civilistas, lanzó la candidatura de Eduardo López de Romaña; el otro bando, la de los demócratas “oficiales”, designó a Guillermo Billinghurst. En las elecciones se aplicó por primera vez en la historia peruana el voto directo, saliendo triunfador López de Romaña.


Últimos años

Nicolás de Piérola en 1910.

Nicolás de Piérola no volvió a ejercer cargo público tras salir de la presidencia el 8 de septiembre de 1899, permaneciendo retirado de las actividades políticas, aunque no totalmente. Asumió la dirección de una empresa de construcciones, conocida como La Colmena, hasta 1909. Sin embargo, continuó inspirando los grandes lineamientos de la política de su partido, el Demócrata.

En 1900 encabezó una lista que postuló a la Alcaldía de Lima. Insólitamente, en estos comicios fue derrotado por una lista independiente, liderada por Federico Elguera.

En 1904, nuevamente postuló a la Presidencia de la República, a la cabeza del Partido Demócrata, pero luego de dar una serie de vibrantes discursos, se retiró poco antes de realizarse las elecciones, aduciendo falta de garantías, lo que originó que su contrincante, José Pardo y Barreda, candidato de la alianza entre civilistas y constitucionalistas, resultara ganador. Desde entonces, Piérola se abstuvo de postular a la presidencia.

El 29 de mayo de 1909, durante el primer gobierno de Augusto B. Leguía Salcedo, un grupo de ciudadanos simpatizantes del Partido Demócrata o pierolista, logró entrar a tumulto a Palacio de Gobierno. Encontraron a Leguía en su despacho. Los revoltosos le pidieron su renuncia. Entre ellos estaban el hermano y los hijos de Piérola; Carlos de Piérola, Isaías de Piérola y Amadeo de Piérola. Leguía se negó a renunciar. Entonces, los amotinados secuestraron al Presidente de la República y lo llevaron hasta la Plaza Inquisición y, al pie del monumento a Bolívar, lo conminaron a renunciar por segunda vez. Leguía volvió a negar su renuncia. Intervino la fuerza pública, que logró rescatar al presidente luego de un tiroteo que mató a más de cien manifestantes. A pesar de no haber tenido participación en esta revuelta, Nicolás de Piérola tuvo que esconderse ante la persecución desatada por el gobierno.

Cuando en las elecciones de 1912 emergió en última hora la candidatura popular de Guillermo Billinghurst y el gobierno de Leguía parecía favorecer a su candidato Ántero Aspíllaga, Piérola propuso infructuosamente la convocatoria de nuevas elecciones, en lo que fue su último mensaje al país, el 14 de julio de 1912. Poco después tuvo un diálogo con el ya presidente Billinghurst, cuando éste amenazó al congreso con disolverlo si no legislaba en favor de los obreros: Señor Billinghurst ¿Como piensa gobernar bien el país si antes no gobierna bien sus nervios?, dícese que le dijo.

Falleció en Lima, a las 9 y 26 minutos de la noche del 23 de junio de 1913, en su casa de la calle del Milagro. Sus funerales constituyeron todo un acontecimiento que convocó a una multitud de personas. En las paredes de las calles partidarios enfervorizados escribieron: “Piérola ha muerto. ¡Viva Piérola!”.

Predecesor:
Luis La Puerta
1º Vicepresidente de la República
Jefe Supremo de la República
Escudo del Perú

23 de diciembre de 1879 a 12 de marzo de 1881
Sucesor:
Francisco García Calderón
Presidente Provisional de la República
Predecesor:
Manuel Candamo Iriarte
Presidente de la Junta de Gobierno
Presidente de la República del Perú
Escudo del Perú

8 de septiembre de 1895 a 8 de septiembre de 1899
Sucesor:
Eduardo López de Romaña
Presidente de la República

Elijamos a un presidente que tenga visión de futuro,pensando en la integración, sea este Ollanta o Keiko, leamos los planes de gobierno no nos dejemos influenciar por comentarios o análisis hechos por otros tengamos nuestra propia perspectiva de las cosas analizando nosotros mismos.


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