martes, 4 de junio de 2019

El Caracter de Cristo por Elder Bednar


El Carácter De Cristo
Universidad Brigham Young -Idaho Simposio de Religión
25 de Enero, 2003
Elder David A. Bednar
Traducción de Elder Hernández




Buenos Días, hermanos y hermanas. Es un placer estar aquí con ustedes. Oro e invito al espíritu santo a estar conmigo y vosotros mientras hablamos sobre un aspecto de la vida y ministerio del señor Jesucristo.


El septiembre pasado participe en una reunión de capacitación de área en Twin Falls Idaho. El Elder Neal A. Maxwell presidió la reunión de capacitación, y en una noche del viernes y una mañana del sábado, el junto a la presidencia de área de Idaho, y otros oficiales generales de la iglesia instruyeron a un grupo de aproximadamente cien presidentes de estaca. Fue un tiempo significativo y memorable de enriquecimiento espiritual, aprendizaje y edificación.


Durante el transcurso de su enseñanza y de compartir testimonios, el Elder Maxwell hizo una declaración que me impresiono profundamente y ha sido el enfoque reciente de mucho de mi estudio, reflexión y consideración. Él Dijo “No hubiera habido ninguna Expiación si no fuera por el carácter de Cristo”. Desde que escuche esta declaración franca y penetrante, he tratado de aprender más acerca de mejor entender la palabra “carácter.” También he considerado la relación entre el carácter de Cristo y la expiación—y las implicaciones de esta relación para cada uno de nosotros como discípulos. Esta mañana espero compartir con ustedes algunas pocas enseñanzas que han llegado a mi mente y corazón mientras he procurado apreciar más plenamente esta enseñanza por el Elder Maxwell.


¿Qué es carácter?


Después de regresar a casa de la reunión de capacitación de área en Twin Falls, la primer pregunta que intente contestar fue que es carácter? El diccionario ingles de Oxford indica que muchos de los usos de la palabra carácter se relacionan a símbolos gráficos, impresiones grabadas y escritos. El uso que yo encontré más relevante, sin embargo, se relacionan a la suma de las cualidades morales y mentales que distinguen a un individuo, o raza; constitución mental o moral; cualidades morales fuertemente desarrolladas o notablemente exhibidas. (Oxford English Dictionary online, University press 2003, second Edition, 1989). Interesantemente, cuando buscamos la palabra carácter en la guía tópica de nuestras escrituras, descubrimos que tiene referencia a los temas de honestidad, honor e integridad.


Brigham Young hizo hincapié en la importancia del carácter del salvador mientras el enseño y testifico sobre la veracidad de la Biblia... La Biblia es verdadera. Quizás no pudo haber sido traducida correctamente, y muchas cosas preciosas pudieron haber sido rechazadas en la compilación y traducción de la Biblia; Pero entendemos, de los escritos de los apóstoles., que si todos los dichos y acciones del salvador hubieran sido escritos, el mundo no pudiera contenerlos. Yo diría que el mundo no pudiera comprenderlas. Ellos no entienden lo que tenemos registrado, ni el carácter del salvador, delineado en las escrituras; y todavía es una de las cosas más simples en todo el mundo, y la Biblia, cuando es entendida, es uno de los libros más simples de todo el mundo, hasta donde este correctamente traducida, no es nada más que la verdad, y en la verdad no hay misterio excepto al ignorante. Las revelaciones del señor a sus creaciones son adaptadas a la capacidad más baja, y traen vida y salvación a todos los que estén dispuestos a recibirlas. (Discourses of Brigham Young, P.124,)


Brigham Young además, enseño que la fe debe ser enfocada en el carácter de Jesús, en su expiación, y en el plan de salvación del padre; ... voy a tomar la libertad de decirle a todo hombre y mujer quien desea obtener la salvación por medio del salvador que mirando hacia Él solamente, no es suficiente: ellos deben tener fe en su nombre, carácter y expiación: y ellos deben tener fe en su padre y en su plan de salvación concebido y forjado por el padre y el hijo. 


A que nos va a llevar esta fe? Nos va a llevar a la obediencia a los requisitos del evangelio; y las pocas palabras que yo puedo entregarles a mis hermanos, hermanas y amigos esta tarde, van a ser con la vista directa en llevarles a Dios. (Journal of Discourses, col. 13 P.56, Brigham Young, July 18, 1869, emphasis added)


El Carácter del señor Jesucristo


En un mensaje titulado “O que tan Grande el Plan de Nuestro Dios” pronunciado a educadores religiosos de (_) CES en Febrero de 1995 (P. 5), Elder Maxwell específicamente enlazo al carácter de Cristo con el infinito y eterno sacrificio expiatorio:
El carácter de Jesús definitivamente aseguro su extraordinaria expiación. Sin el sublime carácter de Jesús no pudiera haber ninguna sublime expiación! Su carácter es tal que él padeció tentaciones de toda clase (Alma 7:11), sin embargo el no hizo caso de ellas (Doctrina y Convenios 20:22). 
Alguien ha dicho que solo aquellos que resisten tentaciones verdaderamente entienden el poder de la tentación. Porque Jesús la resistió perfectamente, Él comprendió la tentación perfectamente, por lo tanto Él nos puede ayudar. El hecho de que el rechazo la tentación y no hizo caso de ellas, revela su maravilloso carácter, que nosotros hemos de emular. (Véase Doctrina y Convenios 20:22; 3 Nefi 12:48; 27:27).


Quizás el indicador más grande del carácter es la capacidad de reconocer y responder apropiadamente a otras personas que están experimentando el mismo reto o adversidad que nos agobia de inmediato y con ímpetu. El Carácter es revelado, por ejemplo, en el poder discernir el sufrimiento de otras personas cuando nosotros mismos estamos sufriendo; en la habilidad de detectar el hambre de otros cuando nosotros mismos estamos pasando hambre; en el poder mostrar compasión por la agonía espiritual de los demás, cuando nosotros estamos en medio de nuestra propia angustia espiritual. Por lo tanto, el carácter se hace factible mirando hacia afuera cuando la respuesta natural e instintiva es ensimismarnos y pensar solo en nosotros mismos. Si tal capacidad es sin duda el criterio más importante del carácter moral, entonces el salvador del mundo es el ejemplo perfecto de tan considerable y caritativo carácter. 


Ejemplos del carácter de Cristo


El Nuevo Testamento está repleto de ejemplos del carácter de Cristo que son notablemente demostrados. Todos estamos muy consientes que después de su bautismo por Juan el bautista y como preparación para su ministerio publico, el salvador ayuno por 40 días. El también fue tentado por el adversario a usar su poder sobrenatural inapropiadamente para satisfacer sus deseos físicos ordenando que las piedras sean convertidas en pan... A ganar reconocimiento al tirarse del pináculo del templo, y a obtener riquezas, poder y prestigio a cambio de caer y alabar adorar a satanás. (Véase Mateo 4:1-9). Es interesante pensar que el desafío fundamental, primordial del salvador en cada una de estas tres tentaciones está contenido en la declaración irónica, Si tú eres el hijo de Dios. La estrategia de Satanás, en esencia, era retar al hijo de Dios a impropiamente demostrar sus poderes (dados por dios/ divinamente), para sacrificar la mansedumbre y modestia, y, en sí, traicionarse a sí mismo. Por lo tanto, satanás intento repetidamente atacar el entendimiento de Jesús sobre quien era él y la relación con su padre. Jesús resulto victorioso al encontrarse con satanás y logro vencerlo en su estrategia.
Sospecho que el salvador pudiera haber estado por lo menos parcialmente gastado físicamente después de cuarenta días de ayuno—y algo agotado espiritualmente después de su encuentro con el adversario. Con esta información de fondo en mente, por favor vuelvan la página conmigo a Mateo 4, y juntos leeremos el versículo 11:”Despues el diablo le dejo, y, he aquí, ángeles vinieron y le ministraron”


Este versículo en la versión Reina Valera del Nuevo Testamento claramente indica que ángeles vinieron y le ministraron al salvador después que el diablo se había apartado. E indudablemente, Jesús se habría beneficiado y habría sido bendecido por tal ministración celestial en un tiempo de necesidad física y espiritual.


Sin embargo, la traducción de José Smith de (sobre) Mateo 4:11 provee una perspectiva extraordinaria del carácter de cristo. Por favor note las diferencias importantes del versículo 11 entre la versión Reina Valera y la traducción de José Smith: “Ahora, pues, sabiendo Jesús que Juan estaba preso, envió ángeles, y he aquí, fueron y le ministraron.
Interesantemente, las adiciones encontradas en la traducción de José Smith completamente cambian nuestro entendimiento de este evento. Ángeles no vinieron y le ministraron al salvador: Sino que, el salvador, en su propio estado de angustia, espiritual, mental, y física mando ángeles a ministrar a Juan. Hermanos y hermanas, es importante reconocer que Jesús en medio de sus propios desafíos reconoció y apropiadamente le respondió a Juan—quien estaba experimentando un similar pero menor desafío que el del salvador. Así es como el carácter de Cristo es manifestado a medida que el extendió su ayuda y le ministro a uno que sufría aun cundo el mismo estaba experimentando angustia y tormento.


En el aposento alto, la noche de la ultima cena, la misma noche en que el experimentaría el sufrimiento más grande que jamás se llevó a cabo en todos los mundos creados por él, Cristo hablo sobre el consolador, el espíritu santo, a quien el padre enviará en mi nombre, él os enseñara todas las cosas, y os recordara todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. (Juan 14:25-27)

Otra vez el fundamental carácter de Cristo es revelado magníficamente en este tierno incidente. Reconociendo que el mismo iba intensamente y personalmente experimentar la ausencia de consuelo y de paz, y en un momento cuando su corazón estaba quizás atribulado y con temor, el maestro extendió su ayuda y les ofreció a otros las mismas bendiciones que le pudieran y le hubieran fortalecido.

En la gran oración intercesora, ofrecida inmediatamente antes que Jesús fuera con sus discípulos al otro lado del arroyo Cedrón en camino al huerto de Getsemaní, el maestro oro por sus discípulos y por todos: … Que han de creer en mí por la palabra de ellos; para que todos sean uno, como tu padre, en mí… para que sean perfeccionados en uno, para que el mundo conozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos, como también a mí me has amado. Y yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado este en ellos, y yo en ellos. (Juan 17:20, 21, 23,26). Me encuentro repetidamente haciéndome las siguientes preguntas mientras medito este y otros eventos que tomaron lugar tan cerca al sufrimiento del salvador en el jardín y la traición: Como podía el orar por el bienestar y unidad de otros inmediatamente antes que por su propia angustia? ¿Qué lo facultaba para buscar consuelo y paz por aquellos cuya necesidad era mucho menos que la de Él? Mientras la naturaleza caída del mundo que Él creo se cernía sobre él, como podía El enfocarse tan total y exclusivamente en las condiciones y preocupaciones de los demás? Como pudo el maestro tender su mano a otros cuando un ser inferior hubiera centrado en sí mismo? Esta declaración que cite más temprano del Elder Maxwell provee las respuestas a todas de estas elocuentes preguntas:
El carácter de Cristo necesariamente sentó los cimientos para su extraordinaria expiación. Sin el sublime carácter de Jesús no pudiera haber existido tan sublime expiación! Su carácter es tal que el “[Sufrió tentaciones de todas clases]” (Alma 7:11) sin embargo “el no hizo caso de ellas” (Doctrina y Convenios 20:22). (“O How Great the Plan of our God.” Mensaje pronunciado a educadores religiosos CES en Febrero de 1995, P.5)

Jesús, quien sufrió más, tiene más compasión por todos nosotros que sufrimos mucho menos. En efecto, la profundidad del sufrimiento y compasión están íntimamente enlazadas a la profundidad de amor sentido de quien ministra. Consideren la escena cuando Jesús salió de su terrible sufrimiento en el Jardín de Getsemaní. Habiendo sudado grandes gotas de sangre de cada poro como parte de su infinita y eterna expiación, el redentor se encontró con una multitud:
“Mientras aun hablaba, he aquí llego una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos y se acercó a Jesús para besarlo. Entonces Jesús le dijo: Judas, con un beso entregas al hijo del hombre? Y al ver los que estaban con él lo que iba a suceder, le dijeron: señor, heriremos a espada? Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha”. (Lucas 22:47-50)

Dada la magnitud e intensidad de la agonía de Jesús, quizás hubiera sido comprensible que él no se hubiera dado cuenta y atendido a la oreja cortada. Pero el carácter del salvador activó una compasión que era perfecta. Noten su respuesta al guardia tal como se describe en el versículo 51: Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad, basta ya. Y tocando su oreja, le sano” (Lucas 22:51)

Tan individual e impresionantes como cada uno de estos eventos anteriores, creo que es la consistencia del carácter del señor a través de varios episodios que son últimamente lo más instructivo e inspirador. Además de los incidentes que hemos visto hasta ahora, (recuerda como el salvador, mientras sufría tanta agonía en la cruz, instruyo al apóstol Juan sobre cómo cuidar a su madre, María. (Juan 19:26-27) Consideren como, mientras el señor fue llevado a calvario y mientras la terrible agonía de la crucifixión comenzó, el suplico al padre por todos los soldados “… Perdónalos; porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34) Acuérdense que también en medio del insoportable dolor espiritual y físico, el salvador ofreció esperanza y certeza a uno de los ladrones en la cruz, “Hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23:43) Durante su ministerio mortal, y especialmente durante los eventos que se llevaron a cabo incluyendo el sacrificio expiatorio, el salvador del mundo extendió su mano — Cuando el cualquier hombre o mujer natural hubiera sido egoísta y se hubiera centrado en sí mismo.

Desarrollando un Carácter como el de Cristo

Podemos en la mortalidad buscar ser bendecidos, y desarrollar elementos esenciales de un carácter como el de cristo. Verdaderamente, es posible para nosotros como mortales esforzarnos en rectitud para recibir los dones espirituales asociados con la capacidad de extender nuestras manos y apropiadamente responder a otras personas que están experimentando el mismo desafío o adversidad que esta inmediata y forzadamente presionando sobre nosotros. No podemos obtener tal capacidad por medio de pura fuerza de voluntad o determinación personal. Mejor dicho, somos dependientes de y estamos en necesidad de los “méritos, misericordia y gracia del santo Mesías” (2 Nefi 2:8) “Pero línea por línea, precepto por precepto” (2 Nefi 28:30) y en el proceso del tiempo” (Moisés 7:21) se nos hace posible mirar hacia afuera (tender la mano a los demás) cuando la tendencia natural es centrarse en uno mismo.

Es interesante para mí que uno de los elementos centrales de la palabra carácter es creado por las letras A, C y T. Como hemos visto en los ejemplos del carácter de Cristo en el Nuevo Testamento, la naturaleza y consistencia de como uno actúa revela en una manera poderosa su verdadero carácter. En el caso de Cristo, él fue descrito como uno que “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38) Déjenme ahora brevemente compartir dos experiencias memorables de mi servicio como presidente de estaca que resaltan la relación entre nuestras acciones y el de un carácter como el de Cristo.

Temprano una mañana de verano estaba yo bañándome. Mi esposa me llamo mientras lo hacía y me indico que se me requería de inmediato al teléfono: (Esto era antes de los celulares y teléfonos sin cuerdas). Rápidamente me puse mi bata y me apure hacia el teléfono. Escuche la voz de una querida hermana y amiga informándome de un trágico accidente automovilístico que acababa de ocurrir en un área remota involucrando a tres mujeres jóvenes adolescentes que pertenecían a nuestra estaca. Nuestra amiga indico que una de las mujeres jóvenes ya había sido declarada muerta en la escena del accidente y que las otras mujeres jóvenes estaban gravemente heridas y presuntamente estaban siendo transportadas al centro médico regional en Fayetteville. Ella luego reporto que la identidad de la joven fallecida aún no se sabía. Se notaba preocupación en su voz, pero no había pánico ni alarma excesiva. Ella después me pregunto si yo podía ir al hospital, para encontrarme con la ambulancia cuando llegara, y asistirles para identificar a las mujeres jóvenes. Le respondí que yo iría inmediatamente.

Durante el transcurso de nuestra conversación telefónica y mientras escuchaba la información comunicada y la voz de nuestra amiga, gradualmente me entere de dos cosas muy importantes. Primero, la hija de nuestra amiga era una de las mujeres jóvenes involucradas en el accidente. Nuestra amiga vivía aproximadamente 53 km del hospital y por lo tanto necesitaba la asistencia de alguien que viviera más cerca de la ciudad. Segundo, detecte que la madre simultáneamente estaba usando dos teléfonos—con uno en cada mano presionado a cada uno de sus oídos. Me entere que mientras ella hablaba conmigo, ella también hablaba con una enfermera en un pequeño hospital rural quien había inicialmente atendido a las tres víctimas del accidente. Nuestra amiga estaba recibiendo información actualizada sobre la condición de las mujeres jóvenes en al mismo tiempo que ella me informaba sobre el accidente y pedía mi ayuda. Después escuche una de las cosas más extraordinarias que he escuchado en mi vida. Ligeramente escuche la enfermera diciéndole a esta fiel madre y amiga que la mujer joven declarada muerta en la escena del accidente había sido positivamente identificada como su hija. Yo No podía creer lo que estaba escuchando. Yo estaba escuchando a esta buena mujer en el mismo momento que ella aprendió de la muerte de su preciosa hija. Sin titubear, y con una voz tranquila y deliberada, nuestra amiga después dijo “presidente Bednar, debemos ponernos en contacto con las otras dos madres. Debemos hacerles saber lo más que podemos sobre la condición de sus hijas y que ellas van a llegar pronto al hospital de Fayetteville.” No había autocompasión; No había ensimismamiento; no había nada de centrarse en ella misma. El carácter semejante a Cristo de esta mujer devota fue manifestado en su inmediata y casi instintiva acción de extender su mano para atender las necesidades de otras madres que sufrían. Fue un momento y una lección que nunca he olvidado. En un momento de máximo dolor, esta querida amiga extendió sus manos cuando yo probablemente me hubiera centrado en mí mismo.

Después maneje al hospital con una preocupación en mi corazón por el bienestar de las otras dos bellas mujeres jóvenes que estaban involucradas en el accidente. Poco sabía yo que las lecciones que yo aprendería sobre un carácter semejante al de cristo—lecciones enseñadas por discípulos que según parecían normales—solamente empezaban.
Llegue al hospital y procedí al cuarto de emergencia. Después de cortésmente establecer quien era y cual era mi relación con las víctimas, fui invitado a dos diferentes áreas de tratamiento para identificar las mujeres jóvenes heridas. Era obvio que sus heridas respectivas eran serias y amenazaban sus vidas. Y los semblantes encantadores y sus rasgos físicos de estas mujeres jóvenes habían sido estropeados. Dentro de un periodo de tiempo relativamente corto, las dos mujeres jóvenes sobrevivientes fallecieron. Todas las tres virtuosas, preciosas, y atractivas mujeres jóvenes—que parecían tener tanta vida por delante —repentinamente regresaron a casa con su padre eterno. Mi atención y la atención a las familias respectivas ahora cambio a preparativos funerales y logísticos.

Más o menos un día después, en medio de la planificación del programa y arreglando los detalles de los tres funerales, recibí una llamada telefónica de la presidenta de la sociedad de socorro de mi barrio. Su hija había sido una de las víctimas en el accidente, y ella y yo habíamos hablado varias veces sobre sus deseos para el programa del funeral. Esta mujer fiel era una madre soltera criando a su única hija—su hija adolescente. Yo estaba especialmente cerca, habiendo servido como su obispo y presidente de estaca. Después de repasar y finalizar varios detalles para el funeral de su hija, esta buena hermana me dijo “Presidente, estoy segura que fue difícil para usted ver a mi hija en el cuarto de emergencia el otro día. Ella fue severamente herida y desfigurada. Como sabe usted, vamos a tener una sesión de ataúd cerrado en el funeral. Acabo de regresar de la casa funeral, y ellos han ayudado a que mi hija se vea muy bonita otra vez. Solo estaba pensando… porque no fijamos un tiempo cuando podamos reunirnos en la morgue para que usted pueda ver a mi hija una vez más antes que sea enterrada. Así sus últimas memorias de mi hija no serán las imágenes que usted vio en el cuarto de emergencia el otro día.” Escuche y me maraville de la compasión y consideración que esta hermana tenia por mí, su única hija había sido trágicamente muerta, pero ella estaba más preocupada de las potencialmente problemáticas memorias que quizás yo tuviera de mi experiencia en la sala de emergencia. En esta buena mujer detecte nada de lastima hacia ella misma y nada de egocentrismo. Pesar, ciertamente. Tristeza, absolutamente. Sin embargo, ella miro al exterior (tendió su mano) cuando muchos o quizás la mayoría de nosotros hubiéramos centrado en nosotros mismos en nuestro pesar y dolor.

Déjenme describir un último episodio relacionado a estas tres trágicas muertes. En el día del funeral de su hija, esta presidenta de sociedad de socorro de mi barrio recibió una llamada de una hermana irritada de nuestro barrio. La quejante hermana estaba resfriada y no se sentía bien, y ella básicamente regaño a la presidenta de sociedad de socorro por no ser lo suficientemente considerada y compasiva para arreglar que le lleven comida a su casa. Solo horas antes del funeral de su única hija, esta sorprendente presidenta de sociedad de socorro preparo y le llevo comida a la hermana que murmuraba.

Nosotros apropiada y correctamente hablamos con reverencia y asombro de hombres jóvenes quienes sacrificaron sus vidas para rescatar pioneros de carromatos abandonados y de otros poderosos hombres y mujeres quienes repetidamente dieron todo de sí para establecer la iglesia en los primeros días de la restauración. Hablo con igual reverencia y asombro de estas dos mujeres—Mujeres de fe y carácter y conversión—quienes me enseñaron tanto, e instintivamente miraron hacia afuera (extendieron sus manos) cuando la mayoría de nosotros nos hubiéramos centrado en nosotros mismos. Oh, como aprecio sus discretos y poderosos ejemplos.

Note (como yo note) más temprano en mis comentarios que las letras A, C y R forman un componente central en la palabra carácter y caridad—como (así que) ambas contienen las letras C, A y R. Etimológicamente no hay una relación entre estas dos palabras. Sin embargo yo creo que hay varias conexiones conceptuales que son importantes que consideremos y meditemos.
Déjenme sugerir que usted y yo debemos estar orando, anhelando, esforzándonos y trabajando para cultivar un carácter como el de Cristo. Si deseamos recibir el don espiritual de la caridad—el amor puro de Cristo. La caridad no es un rasgo o una característica que adquirimos exclusivamente por medio de nuestra propia persistencia deliberada y determinación. En verdad debemos honrar nuestros convenios y vivir dignamente y hacer todo lo que podamos para calificar para el don; Pero finalmente el don de la caridad nos posee—nosotros no lo poseemos (Moroni 7:47). El señor determina si y cuando recibimos todos los dones espirituales, pero nosotros debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance para desear, anhelar e invitar y calificar para tales dones. A medida crecientemente actuemos de una manera congruente con el carácter de Cristo, entonces quizás le estamos indicando a los cielos de una manera muy poderosa nuestro deseo por el don espiritual sobrenatural de la caridad. Y claramente estamos siendo bendecidos con este maravilloso don a medida que extendemos nuestras manos cuando el hombre o mujer natural en nosotros generalmente se centra en nosotros mismos.

Concluyo ahora regresando al principio del discurso—la declaración de Elder Maxwell en esa sesión de capacitación el Septiembre pasado. “No hubiera habido ninguna Expiación si no fuera por el carácter de Cristo.” Fue el profeta José Smith quien expreso que “El primer principio del evangelio es conocer con certeza el carácter Dios”. (Enseñanzas del Profeta José Smith, P.345). El Nuevo Testamento es un valioso recurso para aprender e incrementar nuestro aprecio por el carácter, vida y ejemplo del salvador. Mi oración por cada uno de nosotros es que por medio de nuestro estudio de este sagrado volumen de escrituras nosotros vamos más plenamente a venir a él; Mas completamente llegar a ser como él; y más fervorosamente adorar, reverenciar y amarle.

Como testigo yo testifico: Yo sé y testifico y atestiguo que Jesús es el Cristo, El unigénito del Eterno Padre. Yo sé que él vive. Y testifico que su carácter hizo posible para nosotros las oportunidades de ambas la inmortalidad y vida eterna. Permitámonos extender nuestras manos cuando la tendencia natural nuestra es centrarnos en nosotros mismos, oro en el nombre de Jesucristo, amen. 



Elder Bednar 




Elder Hernández 






Esperamos no estar violando ningún derecho de autor y si fuere el caso justificarnos, dado que nuestro objetivo es solo poder hacer llegar el mensaje de este hermosísimo discurso a todos aquellos que hablan español y que no han tenido la oportunidad de escuchar este discurso. si hubiere algún error esperamos nos disculpen, algunas frases se les ha dado sentido de acuerdo a nuestro idioma y no estan traducidas literalmente.

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